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La Columna que no fué

Esta iba a ser la primera de muchas columnas que se supone Jorge y yo ibamos a publicar en un diario de circulación local. Como ven no sucedió, pero comparto el texto que nos costó tanto tiempo escribir. ¿Les gustó? ¿La columna hubiera sido un éxito?
El mejor regalo

Por: Carlos García y Jorge García (No somos hermanos)

Cuando uno es niño ir al cine es una de las mejores cosas que te pueden suceder; es mejor que ver caricaturas, que los maestros no dejen tarea o que te regalen un videojuego nuevo. Ir al cine era la mejor oportunidad para ver a tus personajes favoritos en una pantalla inmensa, comer muchos dulces “con permiso de los papás” y no preocuparte por hacer sumas y restas en dos horas. Los papás están concientes de la felicidad que provoca ir al cine, así que sabiamente lo aprovechan para festejar toda ocasión, desde un 10 en Matemáticas, el Día del Niño, y ¿por qué no? hasta un cumpleaños.
Uno crece con la idea de que el cine es un lugar mágico, así que cuando nos enfrentamos a una cita romántica cuando somos adolescentes, no dudamos en llevar a nuestro nuevo amor a ver una película. El cine es una opción económica (más si vas los miércoles) que te ofrece la opción de compartir entre dos y tres horas con tu pareja sin tener que hablar, y es el perfecto lugar para darse la mano por primera vez, puesto que probablemente ella se encuentre más preocupada por lo que hace Tom Cruise en pantalla que por tus intenciones. No olvidemos que para estos casos, el cine ofrece la oscuridad perfecta para esconder tu personalidad bajo el anonimato de la sala, en caso de que milagrosamente suceda lo inesperado: “el beso”.

Cuando uno no tiene acompañante del sexo opuesto, como adolescentes aprovechamos esta ocasión para hacer e
scándalo en todo el cine, gastarnos todo el domingo en un súper-combo, hacer bromas sobre la película en voz alta, iniciar una guerra de pasitas con chocolate, en fin, convertirte en todo un rebelde en la ausencia de tus padres.
Al crecer uno no tiene mucho tiempo para ir al cine. Cuando te encuentras con dos horas libres de tu agenda, no te atreves a pararte afuera de la cartelera y ver la película que comienza en los próximos diez minutos. No señor, uno investiga de que género es, quién actúa y leemos reseñas para saber que nos espera. Solo algunos aventureros eligen su película por el horario, el nombre más atractivo, o peor aún, por la foto del póster.
Es aquí cuando te das cuenta de golpe que has crecido. Que las palomitas y refresco están más caras y que tu doctor te recomendó “bajarle a las grasas saturadas”. Sin darnos cuenta estamos llevando a nuestros h
ijos y sobrinos a ver películas de personajes animados que no tienen nada que ver con princesas, siete enanitos trabajadores y dragones contra caballeros; sino por el contrario hay monstruos de tres ojos, coches que hablan y peces que se pierden en el mar. Pero al verlos tan felices no dejamos ir la oportunidad de festejarlos con una ida al cine. No hay ocasión que no lo amerite, cumpleaños y calificaciones aprobatorias (porque ya nadie saca excelentes) – “que mejor regalo” – pensamos. – “a mi me encantaba que mis papás me llevaran al cine en ocasiones especiales”.

Carlos E. García

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2 comentarios:

mayicrates dijo...

Yo no soy editor de periódico, ni crítico literario jeje, pero tomé cursos de periodismo editorial muy enfocados a columnas...

Yo le doy un 7. Las ideas secundarias son buenas, tocas temas interesantes que apelarían a muchos clasemedieros queretanos, de 20 a 40 años.

Sin embargo creo que no hay una idea central que se desarrolle en el artículo, hay muchas ramitas que no se saben a dónde llegan.

Por último, al ser una columna no se vislumbra una identidad o tema que la haga perpetuarse. ¿de qué se trataría la sig columna? de cine sí, pero no hay una voz identificable q opine o q construya.

Es lo malo de escribir en parejas.
Saludos

Anónimo dijo...

Mmm, si, como que no veo para dónde iba la columna, obviamente de cine porque no hablan de otra cosa, pero no se notaba muy bien para donde.

Eso sí, pude ver transcritos sus programas de radio, ahora escritos en papel para ser leídos, jeje, es que siempre dicen los mismos comentarios.

:)