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Kelly, mi Chica del Paraíso


Pasa de media noche. Una bella adolescente en bikini me invita a llamarla y conocerla. Dice que tiene ganas de platicar y ser mi amiga. Nadie lo puede negar, todos sabemos quiénes son. Las Chicas del Paraíso seducen cada noche a desvelados de la televisión abierta como yo. No es la primera vez que veo el infomercial. Entre fajas de yeso, cremas reductivas, un colchón inflable y un sartén para hot-cakes, uno puede ver a las Colegialas del Amor, al las chicas del Dormitorio de Señoritas, y a las Chicas del Paraíso, eso si uno tiene suerte y sabe esperar. ¿Quién llamará a estas cosas? ¿Quién es tan tonto, o tan pervertido? Alguien debe llamar, sino no existiría el negocio. Pues yo llamé.

Impulsado por la curiosidad, la curvilínea silueta de la chica y un dejo de morbo, me atrevo a llamar. Por $35 pesos el minuto, una de estas chicas “hará mis fantasías realidad”. Empezamos, 01-900 … después de dos tonos, escucho una grabación donde una chica me invita a “dejarme seducir por ellas”, dice que es una experiencia sin límites, que la llamada tiene un costo de treinta y cinco pesos por minuto y tiene una duración máxima de diez minutos (¿No que no había límites?). “…Si cuelgas ahora no habrá cargos.” Ya no había marcha atrás, me iban a comunicar con una de las chicas.

- Hola
- ¿Hola? – Contesto temeroso
- Hola bonito, ¿Cómo estas?
- Bien, bien
- ¿Cómo te llamas?
- Carlos, y ¿tú?
- Hola Charly. Me llamo Kelly.

Y sin darme cuenta la plática continuó de lo más normal. Kelly una joven de voz seductora, afirmaba tener 19 años. Según ella, era de Guadalajara pero estaba viviendo en México. Ella me hacia muchas peguntas, de dónde era, cuanto años tenía. Me invitaba mucho a hablar, que le contara sobre mí. Ella por su parte se quejaba de los chilangos, y de cómo prefiere Guadalajara. “¿Qué es eso que se escucha atrás?” le pregunto. “Ah perdón, ¿la música esta muy fuerte? Deja le bajo. Eran los Cranberries” me contestó como salida de su personaje. “¿Te gustan los Cranberries?” “Claro, me gustan mucho”. Una plática de lo más normal.

Todo el mundo afirma saber como funcionan esto negocios. “Es una estafa”, “¿Para qué llamas? Nada más te van a sacar dinero”, “Pues según yo te cuentan una historia para que te quedes hasta el final de la llamada”, “Pues para mí que son puras feas y nada que ver con las que ves en la tele”. Yo tenia mis sospechas de cómo era este servicio. Evidentemente deben de tener alguna maña para que te quedes durante los diez minutos, pero ¿cómo sería?

Conforme avanza la llamada, uno pierde la timidez y empieza a seguir el juego. Estas chicas son expertas en el trato con los hombres. La plática es de lo más casual. Debido al poco tiempo íbamos muy aprisa. Yo seguía nervioso. “Hay ni te hagas, para mi que tienes más colmillo que yo” me decía Kelly. “Pues gracias, pero la verdad estoy muy nervioso, nunca había llamado”. “No mi amor, no te apenes” y se echa a reír. Hasta ese momento me di cuenta que toda nuestra conversación que yo consideraba casual, podía tener una segunda lectura. De albur y doble sentido que ella provocaba.

Pero yo no quería platicar de mi, ni de los Cranberries, ni de los chilangos, por $35 pesos por minuto lo que quería era hablar de ella, saber como era mi interlocutora. “Mido uno setenta, tengo la piel blanca. Tengo la nariz afilada y los ojos verdes olivo. De busto mido 96” recita de corrido, como seguramente lo ha hecho ya muchas veces. “Ahorita traigo una blusa blanca, una falda roja y una tanguita.” Ella empieza a crear una imagen mental de su personaje Kelly, porque admitámoslo no creo que se llamara Kelly, ni creo que esa fuera su descripción.

“Ay, pero mándame un beso” Siete minutos de plática y lo mas sexoso de la conversación eran los albures de apenarse, y el hecho de que ella tuviera una tanga. Entonces ella me confesó que le encantaba “conocer niños así como yo”. “Y ¿cómo que chavos te gustan?” “Ay no, ¿para qué te cuento de otros chavos? Si tu y yo podemos tener algo bonito”.

En este momento la plática tornó más erótica y adquirió un aire poco romántico y sexy. Se convirtió en una llamada puramente sexual, así, de la nada. “¿Quieres jugar un juego?” “Claro, ¿de qué se trata?”. Debo de admitir que ahí entré en pánico, no sabía lo que iba a pasar, y empezaba a sentirme mal y culpable, pero por otro lado, la curiosidad de saber cómo eran estas llamadas me hizo continuar.

- Mira mi amor, te tienes que masturbar.
- ¡¿Qué?! - Respondí sacado de onda.
- O sea mi amor, ni que nunca te hubieras masturbado. A mí me encanta porque no necesito fingir el orgasmo. - Y yo me pregunto ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? pero bueno, yo continué con el “jueguito”.
- Ok, pero ¿tú que vas a hacer mientras?
- Pues yo también me voy a tocar, tontito. ¿Ya te la agarraste la corneta?
¿La corneta? Dios mío, que finura de mujer.
- Ya – Obviamente que yo seguía sentado en mi escritorio como si nada. Creo que ambos sabíamos que todo era solo hablado, ó ¿habrá acaso alguien que si “juegue” el “jueguito”.
- Te la tienes que agarrar duro.
- Bueno.
- Te tienes que imaginar que estoy ahí junto a ti.
Mi cronómetro mostraba más de 8 minutos de conversación. Lo que significaba que esta llamada acabaría muy pronto.
- Oye mi amor, ¿y tú como te masturbas? – Me pregunta Kelly tan natural, como si fuera tan común preguntar eso.
- ¿Perdón? ¿Cómo que cómo?
- Pues sí, ¿tienes alguna técnica? - De nuevo, por $35 pesos el minuto, no quería hablar de mí, y de mucho menos de esto.
- Pues no. ¿Me puedes decir como se debe hacer entonces? – La verdad no se ni por qué pregunte eso.
- Ay, cosa.- Me dijo con su voz seductora – Mira, agarras un plátano…
- ¿Qué? – Interrumpí su plática, no me gustaba como iba este jueguito.
- No, mi amor, no te imagines cosas. – Kelly ríe – Le quitas la cáscara y ahí pones la pija y te la jalas.

Antes de que ella pudiera continuar la conversación se cortó de tajo. Eran diez minutos exactamente. Ya no supe como iba a terminar este jueguito. Colgué y empecé a reflexionar sobre lo sucedido. Me sentí embaucado, pues había pasado la mayoría de los diez minutos hablando sobre mí o sobre temas sin importancia. La parte erótica de la llamada había sido hasta el final y había durado escasos tres minutos.

Creo que los $350 pesos que voy a pagar en mi recibo telefónico valieron la pena, pero no por el servicio, sino por la posibilidad de poder relatar esta historia. Por que así como yo antes, estoy seguro que tú querido lector también tenías la duda de que era lo que sucedía en estas llamadas.
Ahora cuando estes viendo la televisión abierta a la una de la mañana y las Chicas del Paraíso hagan su aparición y te veas tentado a llamarlas, piensa en esta historia, en Kelly y en que en verdad no vale la pena. Mejor ya consíguete una novia pervertido.

Carlos E. García

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1 comentario:

CHILDNIGHT dijo...

QUE TE PUEDO DECIR, YO TAMBIEN VI ESAS PORQUERIAS FRAUDULENTAS Y EN ALGUN MOMENTO ME SENTI ATRAIDO A LLAMAR, OBVIAMENTE TE DIGO ESTO MUCHOS AÑOS DESPUES DE QUE DEJARAN DE TRANSMITIR ESA ABERRACION.
DE CUALQUIER FROMA GRAICAS POR COMPARTIR TU EXPERIENCIA Y FELICIDADES POR TU BLOG.